jueves, 10 de enero de 2008

ProyectoNo nace como un lugar donde soltar todo lo que debo frenar a diario. Así que a todos aquellos que no crean en los currículums, no se hayan programado una vida o reprogramado a diario, sientan que no tienen un proyecto definido a largo plazo, o simplemente viven al día les invito a participar en este espacio.

Es un poco extraño, pero trabajo (o más bien simulo que trabajo) en una oficina fantasma en la que mi misión principal es hacer nada. Increíble pero cierto. Me pagan por hacer de figurante perpetua durante 8 horas al día, 5 días a la semana, todo el año.

Inexplicablemente hay temporadas que toca hacer horas extras. Por ejemplo la semana pasada el jefe vino de visita con un pez gordo de un banco y tuvimos ración extra de figuración ya que el extraño visitante crónico (jefe) y su invitado tuvieron a bien reunirse fuera del horario laboral (pasadas las siete de la tarde). Como no sabíamos que hacer para que no se notara que no hacíamos nada, nos dedicamos a mandarnos mails unos a otros y así al menos se oía ruido de teclados ya que el habitual e impertinente sonido de teléfonos y voces que caracteriza a una oficina es algo que desconocemos en mi lugar de "no trabajo".

Llevo casi dos años así, a primera vista es el "no trabajo remunerado" perfecto pero la sensación que te crea a diario va dejándote sin ánimo y es difícil de explicar porque a cualquiera que se lo cuentes te dirá: ¡Vaya chollo! y a continuación pasará a enumerarte sus quejas infinitas sobre la explotación a la que está sometido, lo miserables que son sus superiores, lo que le deben de horas extras reales, etc.

Esto más bien se parece a una cárcel de día. Durante 8 horas no puedes hacer mucho: pensar y poco más. Está mal que hagas trabajos tuyos personales, tampoco puedes dedicarte a hablar por teléfono con la familia o amigos (se hartarían, están ocupados…), las "pellas" no son posibles (hay cámaras que nos vigilan)… sólo nos queda internet.

Nunca pensé que diría esto: Echo de menos las jornadas interminables, el trabajo en equipo incluso mal avenido, no tener tiempo para nada, el sonido incansable del teléfono y las ganas de estrellarlo contra la pared.